Decidimos ir a un médico de paga, que ha operado al cantante Rafael, Rocío Jurado, toreros importantes etc. La visita ya cuesta 40.000 de las antiguas pesetas, pero todo sea por que dé con una solución. Este hombre atiende en una sala con habitaciones a diez pacientes a la vez, llega a uno le pregunta algo y se va a otro y así, a mi madre la tubo hora y cuarto esperando sentada en una camilla, hasta que mi hermano le dijo, mire yo tengo que irme de viaje y tengo las maletas facturadas, así que haga el favor de atender a mi madre que para algo está aquí.
¿La solución al problema? Operarla hay que operarla porque la obstrucción que tiene puede estallar y producirla algo serio. El coste, dos millones van para las manos de este señor, luego paga el anestesista, los medios e instancia del hospital y medicamentos varios. Pongámosle un total de unos siete millones de pesetas. De lo cual, nosotros no llegamos ni al kilo oiga.
¿Indignación? Sí y mucha. ¿Por qué? Pues porque si quiero que mi madre esté bien ya puedo prostituirme, robar un banco, o robar bolsos a diestro y siniestro. También porque no entiendo como dicen que los mejores médicos están en el “Gregorio Marañón” y no dan con la solución a algo que un médico a dado con tan solo mirar unas radiografías y leer un historial. Y sí, a mi madre se la puede operar, sea mas fácil o complicada la operación pero es operable. ¿Denunciar? Sí, a este paso hasta voy a llamar a la televisión para que vean que bien trabajan las personas a las cuales pagamos con nuestro sudor de frente.
De momento tenemos una esperanza, gracias a una conocida y muy buena amistad de mi madre, puede que la opere este señor y esté en el hospital sin que nos cueste ni un céntimo.
Ahora solo nos falta rezar y vivir con esta esperanza antes de que llegue su última hora, porque su pérdida de peso cada vez es mayor, ha pasado de sus 92 Kg. a poco mas de 40 Kg.